¿Director versus Dramaturgo?
En este artículo hablaremos de los derechos de autor de los guionistas, de su influencia en el resultado de las puestas en escena, películas o producciones de TV y del versus que podría aparecer cuando las obras y la puesta en escena difieren sin autorización del autor.
Escribir es apasionante
Sin duda escribir es apasionante. Tener el don de crear mundos, personajes, situaciones, contar historias y nutrir la mente del lector, es algo maravilloso e incomparable.
Las películas, las novelas de la TV, las obras de teatro, todo tipo de producción que necesite un guión, lleva detrás el trabajo arduo de un escritor o dramaturgo que le dio sentido al universo y personajes que creó.
Bajo ese enfoque, la historia forma parte importante de la escena y hace viable que el dramaturgo pueda llegar a tener una intervención directa en la forma cómo se materializan sus textos, de la mano de los Directores.
Todos los sentidos y el guión
La imaginación es sin duda el detonante de todo lo que un guionista puede crear y trasladar mediante palabras a sus creaciones. Más la imaginación también es el detonante en el actor que lee y aporta su cuerpo y expresión para dar vida a cada personaje, situación, diálogo y escena.
La conexión entre esa capacidad cerebral de pensar en imágenes, escribir y llevar al mundo del sonido y lo visual, aquello que ocurre en la mente del escritor, se vincula con el trabajo de un sin fin de personas para lograr que la creación audiovisual o teatral, impacte los sentidos a través de una pantalla o una presentación.
Y el Director es quien en ese momento, actúa como intérprete y guía parta llevar el texto al plano de la existencia material.
Los sentidos se afectan de modo tal por el guión que para escenificarlos se hace necesario el trabajo intenso del Director y los actores, de forma que puedan alcanzar el sentido que el escritor pretendió dar en su obra.
¿Existe un versus realmente?
Algunos escritores han aprendido que el versus no existe y algunos Directores también, al enfocarse de manera conjunta en el aporte creativo que corresponde a ambas partes y lograr un todo integral como resultado.
El respeto de la obra del escritor, que se ejemplifica mediante la coordinación directa con este es necesario, tanto como el entendimiento por parte del dramaturgo del aporte orgánico de los actores y en consecuencia de la guía del director.
En otros casos, probablemente por falta de diálogo, conjunción y falta de respeto en las dimensiones que indicamos, directores y actores se han llegado a enfrentar a los dramaturgos.
En el contexto equívoco de pretender que la creatividad teatral puede reemplazar al derecho del autor es altamente viable deformar o descontextualizar un guión y eso ya significa crear otro mundo, negando o violando los derechos de transformación que sólo el escritor posee.
Y no es que estemos como para andar peléandonos con todo el mundo, pero existen esas realidades, muchas veces por desinformación de los procesos y otras por desconocimiento de la normativa vigente.
La mejor forma de resolver esto, como hoy nos lo explicaron Viana Rodríguez (Abogada), Claudia Sacha (Dramaturga) y Gonzalo Rodríguez (dramaturgo) es ser claros desde el principio y pactar por escrito todos los derechos y responsabilidades de ambas partes.