Soy al derecho y al revés
Soy al derecho y al revés, de zapatillas que lavo cada semana, de olvidarme el número de mi celular.
Soy de tender calzoncillos que remojo a la volada en detergente y enjuagados de madrugada, son como alertas para estar íntimamente bien por dentro.
Soy tanto de vivir a solas, a pesar de todas las compañías… y amo disfrutando lo que escribo, porque de mirar la luna de noche, o de salir en micro, en taxi, en minivan o en lo que sea, me quedó el miedo a mi propio auto que cambié por el deseo de mi propia casa.
Soy de salir conmigo mismo, de mirar la calle de regreso, de percibir los rostros de la gente, las veredas, el bullicio, la basura o la pulcritud en los distritos.
Amo el silencio de la madrugada porque como dije, soy al derecho y al revés, es decir, esperando por volar al viento imaginando con lo que percibo, de no importarme si me observas cantando o de pies a cabeza, si me tocó portar uno de mis dos ternos o estoy como de domingo en jeans, en shorts o en sandalias con medias y el polo de ese evento de mi hijo de hace nueve años.
De pronto amo ciertos momentos y ciertas ropas que me los recuerdan hasta que se van con alguien más y sí, soy mi propio terapeuta, gracias dolores que admiro y conozco.
Trato de regalar lo bueno que pueda rebotar en mis amigas y amigos. Soy de bromear conmigo mismo, de quedarme observando las palabras que elijes para decirme algo o contarme tu próximo cuento.
Allí está tu inteligencia pero sobre todo tu corazón lo que más me importa, cuando soy de ver la vida como en fotos tramo a tramo, en esa realidad que muchas veces me quedo mirando porque me llama y me grita ¡Cuándo!
Sí, soy de emocionarme y de pisar en firme cuando no veo lo que corresponde hacer, y he tomado acción cuando aprendo por saber rápidamente si algo no te mueve de buena onda conmigo.
Soy un proceso que camina descalzo, amigo, sin fronteras, sin visiones a «mi manera».
Tengo amigos tan distintos y muchos son mis hermanos aunque ya los tenga por ser trillizo.
Soy espera paciente que también sabe utilizar palabras definitivas, se saludar y también dejar atrás y alejarme (lo tuve que aprender).
Soy manos, soy pies, piel, pendiente de tu arribo, humano. Soy escritor y mis personajes me abandonan porque soy como una soledad a ciegas a las tres de la mañana, que se conecta.
Y también soy la luz que entra por mi ventana al amanecer porque hoy dormí lo que sobraba y soy migajas de pan que nunca faltan, que a veces no debería probar como un bocado envenenado.
Así soy, como mi bicicleta, en mantenimiento para seguir andando y me reparo de contenerme en este mundo que tiende a encontrarme pensando.
Soy de pocos colores combinados, muchas veces simples y las mismas veces complicado.
La inspiración me habla, el sueño me trata de vencer y un espejo prometo poner en donde el anterior me dejaba reconocer que acepto mis errores y ya no huyo hacia la nada.
Soy otro, pero sigo con las zapatillas desgastadas caminando para aprender.
«Soy al derecho y al revés»
Escrito por Sergio González