«No hay que llorar» promete sensibilidad al máximo
Reencuentros familiares incómodos, humor negro, verdades que duelen y una mirada crítica al egoísmo moderno. No hay que llorar llega al teatro limeño para encender conversaciones urgentes sobre el individualismo, las tensiones cotidianas y el valor de los vínculos rotos que aún persisten. ¿Estamos preparados para enfrentarnos a nuestras propias contradicciones? Esta obra no solo